De acuerdo con una nota publicada por The New York Times, hace ya mucho tiempo que los psicólogos saben que las malas noticias atraen la atención de la gente, mientras que las buenas noticias ocupan un espacio mucho menor en nuestro cerebro.
Los científicos han explicado que dicho fenómeno es un mecanismo de supervivencia, parte de circuitos neuronales que ya se adaptaron para enviar señales de alerta por un peligro o amenaza inminente.
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